sábado, 3 de julio de 2021

Maromialmente hablando: Milo Ventimiglia

 
A riesgo conocido y entendido de que la sección de bellos de La Radio Inmortal se convierta en una suculenta pasarela de bigotudos, he de ponderar otro elemento de mi colección, infaltable y, además, contemporáneo, al que todo lo posible sienta bien – los años, el vello facial, las nuevas series – y responde al nombre, bellísimo como él, de Milo Ventimiglia.



Una lástima que el Milo mostachudo aparezca en exclusiva en This is us, serie de la que soporté a duras penas cuatro episodios de pura manipulación sentimental – pese a ello, o por ello, la serie ha sido un éxito consolidado y se despedirá el año que viene por todo lo alto -; Milo es mostachudo por exigencias del guion, que viaja al setentero pasado que evocan los protagonistas, al rememorar a su padre. 
Milo, joven hasta el otro día, es hoy papi. Dije y te digo que la vida es un flash-back: cuando terminas de recordar lo de ayer, han pasado veinte años.


Esa debe ser la cifra en la que Milo Ventimiglia comenzó a robar corazones como el chico malo que todas y todos quisiéramos como segundo novio – el primero suele ser un soso, luego se pide acción -, y por aquello de la transferencia que impone la ficción, fue como si fuera nuestro cuando era de la buena de Rory en Las chicas Gilmore
Presencia recurrente y nunca suficiente en Stars Hollow, Milo era Jess Mariano, problemático, chulito, ceñudo, para comérselo con papitas.


Ceñudo es una buena manera de definir el gesto impérterrito, no demasiado expresivo, de Milo Ventimiglia, ese hombre que vive enfadado. 
Cuando relaja el ceño, se puede apreciar lo guapísimo. Y, de nuevo con el cálculo de los años, la belleza se dice inmarchitable. En mi opinión, exponencial.


Por el camino que fue de Las chicas Gilmore a This is us, hubo ocasión de verlo como Peter Petrelli, el muchacho destinado a salvar el mundo en Héroes, una de esas series que se nombraban tantísimo en su momento y de las que hoy no se acuerda nadie.
Las audiencias decrecieron, pero Héroes dejó la imagen de Milo, descamisado para deleite, ceñudo para siempre, en las audiencias generalistas. Su romance con Hayden Panettiere confirmó que también es experto en enamorar a sus compañeras de reparto. Ya había tenido más que palabras con Alexis Bledel en el set de Las chicas Gilmore.


Ceñudo y serio, seriote, sonríe de manera esporádica y un tanto extraña. Su sonrisa torcida, como él mismo la califica, se debe a cierta parálisis de nacimiento y no sorprendió que así interpretara al hijo de Rocky/Stallone en dos entregas de la inacabable saga pugilística, que suponen sus dos apariciones cinematográficas más populares.
This is us lo ha devuelto a la televisión, porque nunca se ha ido de ella, mientras lo hace conocido y celebrado como nunca. Quién diría que lo veríamos candidato a premios. Lo que hace la lacrimogenia familiar, señoras y señores.


Por lo que a mí concierne, podría quedarse con ese bigote para siempre, que ha lucido con orgullo y preciosidad en la serie y en los eventos que han coincidido con su rodaje. Además, me parece un chico muy elegante. Su estilista, además de recortarle con envidiable precisión ese mostacho, sabe sacar partido al serio, seriote Milo Ventimiglia.


Andaba yo chof con la idea de que apareciese en una serie que no me gusta, pero, oh, maravilla, salta la noticia de que Milo hará una intervención especial en una de las que pocas – dos ó tres – que aún sigo. Estará en la cuarta temporada de La maravillosa Señora Maisel – temporada retrasada, como todo en este maldito mundo, por la crisis del Covid – y lo hará en un personaje que los productores han definido como atípico. 
He visto las fotos del rodaje. Aprecio que quizá sea un nuevo galán para la protagonista pero, oh, fatalidad, aparecerá afeitado por completo. Adiós, bigote, quédate en los setenta.


Ya lo he dicho: está buenísimo de cualquier manera. 
Los amantes de los datos sabrán que su aparición en La maravillosa señora Maisel significa su regreso al dulce amparo de los mismos creadores de Las chicas Gilmore; de hecho, en la próxima temporada, también veremos a Kelly Bishop, quien fuera la abuela de Rory en la mencionada serie y, por cierto, poco devota de que su nieta andase con el ruinejo de Jess Mariano.


Devotos de Milo Ventimigilia – vaya nombre, es, como minimo, fascinante – somos legión y vivo hoy con la seguridad de que este post será visitado a granel para dilucidar una vez más el alcance de esos ojos profundos, un tanto melancólicos, que lo hacen un galán inusual, hasta algo original. 
Sin ser un gran actor, Milo es un bello extraño y esa extrañeza, que obsesiona y hace mirarlo más, lo hace el doble de bello.


Con impaciencia espero mi reencuentro con Ventimiglia en series por haber y, si es posible, Dioses de Catodia, con bigote, mejor. 
Con bigote, mejor Milo y mejor todo.

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